“En Éxodo (1940), pintado con motivo de la caída de París, el planteo compositivo se enriquece. Se produce una mayor fluencia entre los diversos planos, como si la intensidad del tema estableciera vínculos más profundos entre las cosas. Una mujer se apoya sobre un fragmento de muro, de cuya rispidez se protege con su propio manto: alarga inútilmente la mano para recoger la despedida de alguien a quien quizás nunca pueda socorrer. Es una mano anónima, la mano de cualquiera, símbolo, en fin, de todos los que sufren. En el plano del fondo descienden los paracaidistas, Ícaros actuales, portadores de la muerte, de la desgracia que se abate sobre las ciudades indefensas, ajusticiados y suplicantes desfilan por lugares rocosos. El color es sombrío, con algo de los cielos alucinantes del El Greco. La artista ya se encuentra en posesión de una técnica esmerada. Un cuadro le lleva varios meses de elaboración, precedidos por innumerables dibujos.” Whitelow, Guillermo: Raquel Forner, Ediciones de Arte Gaglianone, Buenos Aires, 1980.


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4 marzo, 2017