Gestación del Hombre Nuevo

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Gestación del Hombre Nuevo, 1980. Tal vez sea ésta la obra maestra del dilatado conjunto de los astroseres. Para empezar, el grupo de los personajes en escalas de grises sintetiza, con precisión estética, la escena de la humanidad aún apegada a las miserias de la tierra y la tragedia de la historia. La transición a la vida nueva y más alta se concentra en la pareja, desprendida de la cápsula oscura, cuyas entrañas empiezan a colorearse, más que nada el vientre de la mujer que se amplifica en el círculo policromático donde se gestan los embriones de las criaturas del porvenir. El ademán del hombre y las miradas de ambos personajes se dirigen hacia lo alto, esto es, un cielo en el que evolucionan los astroseres recién nacidos, asombrados y felices de hacer piruetas en la masa fluida del aire. Se percibe una sombra de las escenas que Frida Kahlo pintó sobre sus trágicas gestaciones, pero Forner las ha sometido a una inversión emocional. La desesperación se ha extinguido. El desasosiego quedó confinado a las tres mujeres grises de miradas tristes. La superficie de la pintura no hace sino deslizarse a una apoteosis del color y a la alegría de un juego, de una recuperación del Universo inmenso por la humanidad liberada de su caída. José Emilio Burucúa

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6 enero, 2017