“En Presagio de 1931, ya son tres mujeres las testigos y protagonistas lúcidas de lo que se precipitará: sus gestos componen el viejo ícono del emblema: “ni ver, ni oír, ni hablar”, que en el saber tradicional de Oriente aludía al secreto de lo sagrado y que  Forner transfiguró en signo de una tragedia anonada la posibilidad de todo lenguaje. Según sus propias palabras, Raquel ha querido protestar “contra las fuerzas desatadas que anulan la expresión humana. Y, por supuesto, la artística. Esas fuerzas que a una madre  no le dejan siquiera el cadáver de su hijo sobre un paño negro” (La Nación, 18 –IV-1943). Para reforzar el sentido de una profecía que no podrá revelarse, de una catástrofe oculta que no ha de ser evitada, una serpiente se anuda al cuello de las mujeres y las convierte en la visión femenina de Laocoonte y sus hijos. Hacia el fondo,  se hundan los peces de la Salvación, el mar engulle los caballos y los templos, la luz que los envuelve está a punto de extinguirse tras la humareda ominosa del volcán. Una  vez más la visión del arte prefigura lo real con una precisión incomprensible para quienes no comparten el don de las sibilas, para otro que no sea sentidos y ojos de mujer.” José Emilio Burucúa y Laura Malosetti Costa: Iconografía de la mujer y lo femenino en la obra de Raquel Forner.  Exposición Homenaje a Raquel Forner, en Galería Jacques Martínez Arte Contemporáneo,  12 de junio al 7 de julio de 1990.

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29 enero, 2017